A modo de ejemplo, y sin ordenación de importancia, algunas de estas características intrínsecas que debe tener son:
- empatía con perfiles antagónicos al suyo y al de la marca que representa, e inicialmente irreconciliables
- sensibilidad en el trato de información medio-de-la-organización y medio-del-usuario
- ser permanentemente (y sin falta) consciente que no es su voz ni personalidad con la que se comunica, sino de una marca
- tener en cuenta la trascendencia que tiene un solo tweet
- paciencia ante situaciones con altísima probabilidad de pérdida de los nervios
- respetar el sitio, como si de un jefe de prensa se tratase. ¿Encargaría a cualquiera la responsabilidad de la comunicación de su empresa con la prensa?
- don de gentes sin caer en el exceso
- ser conocedor, en todo momento, de qué información (personal o profesional, corporativa o individual) es pública y qué privada
- saber coordinarse bien con colaboradores externos (si los hay), habiendo establecido unos buenos protocolos de trabajo
- alineación con los valores de la marca
- tranquilidad dectilar, a la vez que agilidad ejecutiva en la toma de decisiones on-the-fly
- ser agradecido a todo aquél que haga lo mínimo por nosotros
- conseguir transmitir de confianza a la vez que credibilidad a través de sus emisiones informativas
- rapidez en reaccionar ante cualquier muestra de incipiente desajuste entre un solo usuario y la marca, a la vez que serenidad en ofrecer la respuesta óptima para dicho desajuste.
- gran capacidad de gestión en múltiples frentes comunicativos: interacciones en redes sociales, mensajería pública y privada, diferentes chats entre compañeros, usuarios y proveedores de servicio, …
Son todas estas cualidades que conforman el concepto de Diplomacia online. El control del tiempo real, la excelencia en la gestión (humana) de lo que sucede en este mismo momento, online, en el entorno digital de una marca, y que tendrá un efecto directo en la construcción de su reputación online.
Con este resultado me gustaría confirmar que no sólo con formación específica (por otro lado, necesaria) se hace el buen community manager, sino que depende también de unas características personales intrínsecas indispensables para desarrollar su trabajo de forma satisfactoria, tanto para él, como para la marca para la cual trabaja, como para los usuarios con quien se relacionará.
RGP/GV
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